Eder Castresana e Ikram El Aarrass
Se les conoce como animales pecera. Las mascotas, como gatos y perros, que venden en establecimientos, pasan parte de su vida dentro de una pequeña cárcel de vidrio. Lejos de sus madres desde crías, sin aire puro ni contacto con el exterior. La nueva Ley de Bienestar Animal, aprobada por el Gobierno Vasco promete un cambio para la realidad de estas mascotas con la prohibición de la venta de animales en establecimientos, entre otras normas que amparan sus derechos.
Hasta ahora los animales entraban dentro de un estatuto jurídico de bienes materiales, considerándose como “cosas”. La nueva ley cambiará su condición jurídica reconociéndolos como “seres vivos dotados de sensibilidad”. Egoitz Mendia, veterinario de la clínica Mascosan de Barakaldo comenta: “Ojalá sea verdad que con la ley se preserven los derechos de las mascotas, no son zapatos para ponerlos en escaparates”. Con el fin de prevalecer los derechos animales y su bienestar, el incumplimiento o infracciones de la ley de Bienestar Animal podrán suponer sanciones de hasta 10.000 euros.
Vivir en jaulas y dentro de establecimientos supone una gran pérdida de calidad de vida, tanto física como psicológica para el animal. “La mayoría suele tener una enfermedad viral llamada parvovirosis, que pocos sobreviven a ella”, explica Mendia. “Además, siendo apartados de sus madres tan pronto y viviendo en jaulas hace que tengan muchos problemas de conducta”, afirma el veterinario. Varios veterinarios de la Universidad de Pennsylvania, en Filadelfia, llevaron a cabo una investigación donde afirmaban que la salud y conducta de las mascotas adquiridas en tiendas eran más problemáticas.
El reducido espacio, los ruidos, las luces, el transporte en cajas oscuras, son algunas de las condiciones que sufren estas mascotas. El estudio de la Universidad de Pennsylvania, comparó a 417 perros adquiridos en tiendas con 5.657 adoptados a criadores particulares y evidenció que los adquiridos en tiendas presentaban unas tasas elevadas de conductas agresivas, de miedo, ansiedad y nerviosismo, entre otros problemas de salud mental. Marta Álvarez, dueña de un Border Collie, opina: “No sé cómo no nos escandalizamos viendo a los pobres animales en jaulas como si no sintieran nada”, y añade: “La ley es un paso de los muchos que nos quedan para tratarlos de iguales y tengan todos los derechos”.
Según la Asociación del Sector del Animal de Compañía (ASAC), en España hay alrededor de 5.000 clínicas especializadas. La aprobación de esta ley supone una gran controversia para las tiendas que se dedican a vender animales. Andoni López, dependiente de la tienda Kiwoko de Barakaldo opina: “En cierto modo bien, aunque deberían enseñarnos a nosotros en qué consiste para saber con qué trabajar, porque a mi me parece muy bien que prohíban vender animales pero también me gustaría saber cuáles son las condiciones”. La llegada de la Ley de Bienestar animal supone una pérdida en los ingresos de estas tiendas especializadas. En este sentido, López reclama facilidades en la adaptación a la nueva situación: “No pueden decidir de la noche a la mañana prohibir la venta de los animales y dejarnos a nosotros sin ningún tipo de ayuda”. No obstante, la venta de animales no son las únicas fuentes de ingreso de estas tiendas especializadas. En el caso de Kiwoko, se podría sostener con otras fuentes de ingreso como la venta de pienso, que es lo que más venden. “No puedo decir que no nos veríamos perjudicados en cierto modo, pero sí podríamos salir adelante”, señala López.
Lo criaderos no garantizan los derechos de las mascotas
El artículo 61 de la Ley de Bienestar Animal recoge que la venta de animales de compañía, excepto peces, se llevará a cabo en los criaderos debidamente reglamentados. Una medida que a simple vista puede parecer la más adecuada para garantizar las condiciones de los animales. Todo lo contrario. López, conocedor de primera mano de cómo se trabaja en un criadero, denuncia que las condiciones en las que se encuentran los animales son pésimas. “A mí me gustaría que regularan la actividad de los criaderos, y si realmente quieren vender animales, que se encuentren en buenas condiciones y bajo supervisión médica”, exige. De hecho, un informe del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente del año 2015 recoge que de las personas que compraron perros, solamente un 10% lo hizo a través de criaderos, mientras que el 13,2% lo hizo en tiendas y un 8,2% mediante particulares. En el caso de los gatos sucede algo parecido, un 2,9% adquirió gatos en criaderos, el 5,8% en tiendas y el 2,5% a particulares. Datos que indican que los criaderos son la segunda opción escogida por los dueños de animales a pesar de sus malas condiciones. Sin embargo, Álvarez cree: “Esto se debe a que los dueños que quieren una raza de perro en particular acuden a los criaderos porque tienen la certeza de que van a encontrar el perro que quieren, sin importarles las condiciones en las que se han criado”.
En los medios, son innumerables las informaciones que se pueden encontrar sobre denuncias a criaderos e incluso el cierre de los mismos. Sin ir más lejos, el pasado 1 de diciembre el Ayuntamiento de Barakaldo decretó el cierre de un criadero ilegal de Lutxana en el que había 35 cachorros que estaban en buen estado, pero el local no estaba adaptado para esta práctica. Álvarez se alegra de que cada vez sean más los cierres de criaderos ilegales: “Ya está bien de jugar con los animales. Ellos no tienen ninguna culpa para ser tratados de esa manera”. Tiene la esperanza de que “algún día se ponga fin a esta lacra”.
La aplicación de esta nueva ley y el hecho de considerarlos, por norma, como seres vivos y no bienes materiales ha supuesto un avance muy importante en los derechos animales y su bienestar. Aunque la ley de Bienestar Animal no salvaguarda todos sus derechos, ya que seguirá permitiendo su venta en criaderos, limitará considerablemente la compra compulsiva de mascotas, lo que supone ya un paso importante.
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